Cómo seleccionar el tejido ideal para cada diseño



Si escoges el tejido adecuado para cada diseño, tienes un 60%  de probabilidades de que el diseño salga bien.

¿Por qué?

Te explico, si tu haces un buen diseño pero no un buen patrón, es probable que con el tejido correcto puedas salvarlo. Si haces un buen patrón pero no un buen diseño, también es probable que el tejido pueda solventar o hacer pasar por desapercibido ciertos errores. Pero sin un buen tejido, no hay manera de que el modelo salga adelante.

Para que entiendas esto, he dividido el post en 6 puntos que a mi me parecen clave a la hora de seleccionar un tejido.

¿Empezamos?

1. Entender el tipo de prenda

Antes de elegir un tejido, es fundamental saber qué tipo de prenda se va a confeccionar. Un vestido de noche no requiere las mismas características que una chaqueta estructurada o una camiseta deportiva. Cada prenda demanda propiedades específicas, como caída, resistencia o elasticidad.

1. Camisas y blusas

  • Algodón popelina → Fresco, ligero y fácil de planchar.

  • Lino → Transpirable, con textura natural y efecto arrugado elegante.

  • Seda o satén → Caída fluida y elegante.

  • Viscosa o rayón → Suave, ligera (la viscosa puede tener una ligera elasticidad en algunos casos, lo que no quiere decir que siempre lo sea)

2. Vestidos

  • Algodón ligero o batista → Para vestidos frescos de verano.

  • Lino o mezcla de lino → Perfecto para vestidos informales con estructura.

  • Seda o chiffon → Para vestidos de noche y de fiesta con caída elegante.

  • Crepé → Versátil, con textura y fluidez, ideal para vestidos de ceremonia.

  • Neopreno → Para vestidos estructurados con volumen.

3. Pantalones

  • Algodón twill (gabardina) → Para pantalones casuales o de estilo chino.

  • Denim → Perfecto para jeans por su resistencia.

  • Lana fría o mezcla de lana → Para pantalones de vestir.

  • Lino → Para pantalones de verano frescos y holgados.

  • Punto o jersey elástico → Para joggers y leggings cómodos.

4. Faldas

  • Algodón o lino → Para faldas frescas y ligeras.

  • Denim → Para faldas vaqueras duraderas.

  • Seda o satén → Para faldas fluidas y elegantes.

  • Tweed o lana → Para faldas estructuradas o de invierno.

5. Chaquetas y abrigos

  • Lana o cachemir → Para abrigos de invierno con buena aislación térmica.

  • Gabardina (algodón o poliéster) → Para trench coats impermeables.

  • Cuero o polipiel → Para chaquetas con un look más rígido y duradero.

  • Neopreno → Para chaquetas con estructura moderna.

6. Ropa deportiva y leggings

  • Poliéster y elastano (Lycra, Spandex) → Para prendas ajustadas y elásticas.

  • Nylon y poliéster técnico → Transpirable y de secado rápido, ideal para deporte.

7. Ropa interior y lencería

  • Algodón → Hipoalergénico y transpirable, ideal para ropa interior básica.

  • Encaje y tul elástico → Para lencería sofisticada.

  • Microfibra o modal → Suave y adaptable al cuerpo.

A partir de aquí podemos evitar decir: “este tejido es malísimo, no sirve para nada”.

Si ese tejido es malísimo es porque probablemente no lo estés utilizando correctamente.

2. Conocer las características de los tejidos

Cada tejido tiene propiedades únicas que afectan el resultado final de la prenda. Es importante evaluar:

  • Peso: Los tejidos ligeros son ideales para prendas fluidas, mientras que los pesados aportan estructura.

  • Elasticidad: Si la prenda necesita ajuste al cuerpo, se recomienda un tejido con elastano.

  • Drapeo: Un tejido con buena caída se adapta bien a prendas fluidas como faldas y vestidos.

  • Transpirabilidad: Para prendas de verano o deportivas, es clave seleccionar materiales que permitan la ventilación, como el algodón.

  • Durabilidad: En prendas de uso frecuente, es preferible optar por materiales resistentes al desgaste y a los lavados continuos.

Las dos últimas opciones puede hacer que en el caso de que quieras vender la prenda, puedas permitirte subir el precio.

3. Elegir según la estación del año

El clima también juega un papel crucial en la selección del tejido:

  • Primavera-verano: Tejidos frescos y ligeros, como el lino, el algodón o la gasa.

  • Otoño-invierno: Materiales térmicos y con cuerpo, como la lana, el fieltro o el terciopelo.

4. Tener en cuenta la funcionalidad y el uso final

Es fundamental analizar para qué ocasión se usará la prenda y cuál será su funcionalidad:

  • Uso diario: Debe ser cómodo y resistente a los lavados (mezclas de algodón, poliéster).

  • Eventos especiales: Materiales con brillo y elegancia (seda, satén, encaje).

  • Ropa de trabajo: Tejidos que no se arruguen fácilmente y sean duraderos (twill, gabardina).

  • Ropa deportiva: Materiales elásticos y transpirables (nylon, elastano, microfibra).

5. Compatibilidad con el diseño y patronaje

No todos los tejidos se comportan igual al ser cortados y cosidos. Un diseño con muchas pinzas y detalles requiere un tejido que mantenga su forma, mientras que un diseño minimalista puede beneficiarse de un material fluido. Además, algunos tejidos son más difíciles de trabajar que otros, lo que influye en la elección según el nivel de experiencia en la confección.

6. Probar antes de decidir

Antes de tomar una decisión final, es recomendable obtener muestras del tejido y realizar pruebas de:

  • Drapeo y caída

  • Elasticidad y resistencia

  • Reacción a costuras y planchado

  • Comodidad en contacto con la piel


Seleccionar el tejido ideal para un diseño no es solo una cuestión de estética, sino también de funcionalidad y confort. Analizar el tipo de prenda, el uso que se le dará y las propiedades del material permitirá tomar decisiones acertadas.

Un buen diseño empieza por una buena elección de tejido.

¿Mi recomendación?

Adáptate siempre al tejido, no intentes transformarlo para que el diseño quede bien. Transforma el diseño para que el tejido pueda lucirse.


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